Músicas de más acá y más allá

sábado, 26 de febrero de 2011

Las cerezas en flor y el desconocido Ango Sakaguchi

Un solitario bandido de las montañas, alejado de la vida en la ciudad, es el protagonista de esta película. En uno de sus atracos, a dos individuos y una señorita, en las montañas, queda prendado de la belleza de esta mujer y es lo único que se lleva para convertirla en su esposa. Ante lo que no se espera, la mujer decide ser su esposa pero comienza a darle órdenes para que demuestre su valentía, ya que ella no quiere tener un marido débil y cobarde. De esta manera, le obliga a llevarla a cuestas hasta su casa.
La película comienza con la historia de los cerezos en flor, hoy presentada a la sociedad japonesa como un día para celebrar en el campo, y ayer, dice la historia de la película, un peligro para quien estuviese bajo estos árboles en el momento de caer sus pétalos, ya que se caía en el peligro de volverse loco.
Las manías de su esposa llegan al paroxismo cuando quiere volver a la ciudad, que su marido vaya con ella. Una vez instalados comienza a obligarle a satisfacer su deseo de cabezas de gentes de la ciudad para jugar con ellas en casa. El marido acepta, ante los encantos de su mujer, y visita la ciudad varias veces para terminar exhausto y agradar a su esposa con una gran cantidad de cabezas que se van amontonando conforme pasan los días.
El marido comienza a echar de menos la montaña, ante lo indefenso que se encuentra en la ciudad, ya que no entiende las maneras de vivir de aquella gente y está cansado de seguir cortando cabezas para su esposa. Aquí dejo un extracto de los subtítulos de la película en ese momento:

Esposa: Esta noche, ¿puedes traerme la cabeza de una bailarina? Quiero una bonita, voy a hacerla bailar. Haré que baile mis canciones. Quiero más de una chica. Cinco o seis, para hacer la fiesta interesante.
Marido: No quiero ir más.
Esposa: ¿qué sucede contigo? Noche tras noche me has traido un montón de cabezas y ahora te vuelves un cobarde. Es verdad. No eres más que un cobarde.
Marido: No soy un cobarde.
Esposa: ¿Entonces qué?
Marido: Esto nunca termina.
Esposa: Que gracioso. Nada termina, nada es eterno. Comemos hasta que morimos. Dormimos hasta que morimos. Es todo lo mismo.
Marido: No es lo mismo que decapitar gente.
Esposa: Explicame cual es la diferencia.


La película está basada en una novela de Ango Sakaguchi, interesante escritor, novelista y ensayista, encuanto que crítico a la sociedad de su tiempo (mediados del s. XX) y los pilares de lo que había sido el Japón anterior y posterior de la II Guerra Mundial. Era conocedor de la literatura Occidental, entre sus lecturas por ejemplo se encontraba Allan Poe y resulta interesante su rechazo de aquella sociedad, aunque sea tan lejana, ya que diversos países aunque fuese a nivel de superficie, vivieron y "evolucionaron" hacía formas de vida semejantes. Es curso decir, el nacionalismo ferreo japonés, equiparable a los nacionalismos europeos de la primera mitad del s. XX, y por otro lado, el imperialismo para reforzar el capitalismo y la potencia japonesa, equiparable en ciertos aspectos, por ejemplo al imperialismo inglés. En palabras dirigidas a la sociedad japonesa de entonces decía Sakaguchi, "lo único que parecían entender era la moda actual, y cuyas vidas consistían en un esfuerzo constante para no ser dejadas atrás por los nuevos tiempos".

Aunque parezca mentira, en España, en los últimos años, a pesar de que aumentan las becas y empleos (precarios y como extensión de una formación siempre inacabada)en el extranjero, que se comienza a difundir de una vez el bilingüísmo (fundamentalmente por la crisis económica), y ante las nuevas herramientas de difusión cultural, como es internet, existe un vacío y un desconocimiento, en lo que se refiere a la "cultura escrita", más allá de Europa, que indican un atraso enorme y un desinterés que no responde a los tiempos que nos venden los medios de comunicación y el Estado español. Es sorprendente incluso el desconocimiento hacia la cultura hispana más allá de aquellos escritores que tienen la posibilidad de viajar a Europa y esto queda patente en la casi inexistente importación de libros, algo que podría solucionarse con internet pero que, como en tiempos de la Pragmática de 1558, es necesario un control inquisitorial y una restricción de lo que se importa o se distribuya por la red. Indiscutiblemente me estoy refiriendo a clases medias que son las que pueden disfrutar o parecen demostrar cierto interés hacia la "cultura", que lo impregna todo y no habita en ningún lugar.

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